Sé que estas palabras están influenciadas, no podrían nunca ser del todo mías, aunque ya no sé si por Borges o por el otro. Sí sé que a ellos les debo haber conocido, quizás tristemente y a destiempo, un alfabeto otro y un calendario, también otro. Yo declaro que de esa mujer, sé poco. Unos han hablado de la descendencia, teorías del linaje, o de sus manos andando por la noche fusca de dolor físico, en la mañana o en el sol, cuando se va. Tal vez en el olor del otoño, cuando se está lejos, ella está, definida por sombras o por pensamientos ineficaces. Pero todo esto es improbable. Por mi parte, no puedo aseverarlo. Sé que unos otros han hablado también, quizás imprudentemente, de sus entrañas. A esos yo los niego de modo perentorio, nunca compartí ese arrojo, esa impostura, porque eso solo está reservado al misterio. Acaso sabe algo de ella la Historia o el Tango. O quizás las historias y algunos tangos se asomen, pausen sus relatos ante ella, al verla en el hall, paseándose ines
Una idea mía que nació sin forma y actualmente, no tiene forma