En Septiembre de 2012 compré el libro de Alain Supiot, "Homo Juridicus, Ensayo sobre la función antropológica del derecho". Por algún motivo, de tantas mudanzas y movimientos de muebles y bibliotecas en mi casa el libro quedó durante varios años en el fondo de una caja de cartón, en uno de los muebles que tantas veces había sido movido y acomodado en una estantería. Tras un nuevo movimiento modular, vuelve a mis manos y veo que lo había empezado a leer, unas 25 páginas, y luego al parecer lo había abandonado, siguiendo el método borgeano de aquello que si no te atrapa un libro, lo mejor que se puede hacer es dejarlo, no obligarse a leerlo. En fin, lo había dejado, y de tanto dejarlo fue pasando de repisa en repisa hasta terminar ahí, donde lo encontré. Instantáneamente me pregunté que habrá sido lo que me motivó a dejarlo (y de esa forma, era un libro caro, no estaba ajado y recuerdo que había esperado mucho para que me llegara desde la librería. De hecho lo había encargado,
Una idea mía que nació sin forma y actualmente, no tiene forma