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Mostrando entradas de mayo, 2016

Literatura freudiana

He considerado que los historiales clínicos de Freud se asemejan a obras literarias o fragmentos de novela, etc. Quizás no es novedad, pero sí es un hecho curioso, que quizás ha sido escasamente estudiado. Hoy aparece un libro que genera cierta expectación, "Freud y la Literatura" de C. G. Motta, a quien no conozco pero que parece escribir siguiendo los desfiladeros de esta impresión, si me puedo expresar así. Es una nota, aparece en Página 12, y aborda, justamente, las relaciones entre la literatura y el Psicoanálisis, o más específicamente entre Freud y su pluma de literato. ¿Qué pensar? Estas relaciones pueden ser infinitas. Sin embargo, este escrito promete ser sustancioso. ¿Es por los cánones de la investigación científica universitaria? ¿Y el discurso universitario? Es una daga ese camino, puede ser bueno o malo, dependiendo de desde donde se mire. Sin embargo, insisto, el tipo de abordaje, es interesante, en tanto el recorrido parece ser transversal, por decirlo de al

Cuchara

Silvia Bleichmar decía que en los campos de concentración la lucha por conservar la condición humana podía atroz. Podía cifrarse, decía ella, por ejemplo, al rededor de una cuchara. Una simple cuchara permitía levantar algo flotando en un caldo y no tener que lamer el plato o lo que fuere para poder terminar la comida. La cuchara ser convertía así en el último rastro de humanidad que quedaba antes de la muerte o la desaparición. Hoy se exhiben en los distintos museos de Alemania y del mundo, testimonios desgarradores y utensilios de este tipo y de otros, fotos de ropa, lentes, personas desesperadas, vidas desahuciadas. ¿Qué significa? Es necesario considerar lo que implica la dimensión de la condición humana, siendo imposible divisarla sin pensar el modo que el ser humano se procura aquello que le es básico para la vida, a saber, el alimento, la vestimenta, un techo y, naturalmente, cariño. En el hombre, internamente estas condiciones le son propias, las construye, gracias a los

Sobre ese hombre en el umbral

Hace 15 días que intento leer "El hombre en el umbral", de Borges, 1949. Por motivos de salud (me pesa el ojo derecho) u otros, llevo todos esos días intentando leerlo, porque me puja un  indeterminado interés. Quedo en esos dos primeros párrafos tan profusos, cuyos contenidos olvido día tras día, noche tras noche. A la noche siguiente, intento retomar, recordar esa lectura. Solo recuerdo que el primero de los párrafos habla de Bioy Casares y de Londres. El segundo, habla de un sujeto, un interventor de no sé qué pueblo, que viene a poner no sé qué orden frente a no sé qué desorden. La figura de este hombre aparece aparece tan enigmática. Ese comienzo se vuelve ácido, repelente diría, pero a la vez inquietante. Noche tras noche leo la descripción de este personaje abrumador. Empiezo a odiarlo, sin conocerlo. Pero noche tras noche también, cerca de ese punto y aparte, el sueño vence, se cierra la noche. Lo que ocurre entre que el libro cae y lo vuelvo a tomar, prácticamente n

El espejo de los otros...

La película "El espejo de los otros". Una suerte de Relatos salvajes, por el formato elegido, porque son pequeños fragmentos de historias más o menos dramáticas. ¿Qué diferencia estas historias de aquellas? En El espejo... los personajes se encuentran en un punto crucial de sus vidas, no es fortuito, no es casual, de hecho, hay la cita, el encuentro pautado. Sin embargo, la cita se encuentra cercana a un final, a una decisión, o para decirlo todo, a la muerte y sus sentidos. Así, se pone en juego el deseo en el marco de una temporalidad que lo cuestiona todo, cada acto, cada pensamiento, O mejor dicho, hay algo que los cuestiona a cada uno de ellos como sujetos, en cada cena, en cada encuentro pautado. ¿Hay razón para desfallecer? El deseo está ahí operando desde siempre, es decir, siempre estuvo ahí. La formas de la negación, matizadas bajo los mil colores de lo actual... lo actual trabaja a la medida de la negación, parece. No es, sin embargo,  el paso del tiempo lo que lo

Sobre poesía

Se ha puesto un signo de interrogación, sobre la ausencia de la poesía en ciertos ámbitos donde se habita, donde se transita. Cabe la pregunta por la presencia-ausencia de la poesía en los distintos ámbitos de estudio, lugares cotidianos, ámbitos clínicos, institucionales... políticos. Es un punto que quizás merece atención. Es probable que sea cierto, y es probable que también pase por alto. Pero ¿a qué se apunta? Son fenómenos de lenguaje, ...o sea palabras, las que estan en juego en el sufrimiento psíquico, en los síntomas, en los pesares. Las implicancias del sujeto en su propia palabra, es algo que de algún modo pone de manifiesto la poesía, cierta poesía, entre otras cosas.

¿Que es un cerezo?

Una pastelería en Tokio, pelicula japonesa de gusto exquicito, en la que hay una piadosa contemplación del otro que no excluye la posibilidad de la acción o del hacer. La temporalidad del sujeto, con sus avatares, sus ausencias, sus horrores... es mostrada con sencillez y profundidad a la vez. ¿Que importa un cerezo? Todo, sino se entiende así, no se entiende lo vivo, el secreto de lo viviente. Con un lenguaje franco, se puede pensar a traves de esos dialogos hasta la funcion deshumanizante de las instituciones totales, casi sin nombrarlas y casi sin mostrarlas. Surgen, asi, la cordialidad, la posibilidad de alojar al sujeto en su realidad sin violentarla, el cuidado de si, el cuidado del otro.

El libro de Kristeva

Leí "La revuelta íntima" de Kristeva, de punta a punta en un verano hace ya tiempo, cuando no estaba tan interesado en la literatura. En ese momento, el interés era por la lingüística, o eso que los psicoanalistas llaman lingüística, a veces solo para burlarse de ella o bueno, para ponerla en cuestión. Kristeva parecía ser distinta, tal vez por proceder de la literatura, por eso me había acercado a ella y a su obra. Había subrayado el texto, con un extraño énfasis; veo el libro ahora, varias veces marcado sobre un mismo párrafo, cosa que no suelo hacer con otros textos. Como si hubiera querido sellar o grabar a fuego algo. Sin embargo, nada recuerdo de lo que aquellos rayones irrespetuosos marcaban como  "lo importante" y solo me asombra eso, las rayas -que me retornan, por cierto-, ya que el libro tiene una bella encuadernación con tapas rústicas y no plásticas como las que tienen la mayoría de los libros ahora. He vuelto a encontrar ahora ese texto y lo he tomado

¿QUIEN VIVE AHÍ?

¿QUIEN VIVE AHÍ? Se conocen teorías sobre lo familiar, sobre la familia o sobre los vínculos. Las hay desde las ciencias, desde la religión, etc. Por mi parte, sostengo que tal vez hay solo dos tipos de teorías sobre lo familiar: las de los otros y las propias. Cada ser en el mundo tiene al menos una  de las segundas. La mía es que lo familiar es un lugar dentro otro lugar, en particular, dentro de la intimidad del sujeto de espíritu teorizante. No desconozco algunas de las primeras, que han cobrado cierto reconocimiento. En estas segundas los seres queridos no son, estrictamente, "ellos" sino que cada uno de ellos cumple un papel, un rol, dentro de una especie de espacio-tiempo paralelos al de la supuesta realidad circundante. Se trate acaso de una topología de lo intimo, de un frágil sistema de representación, poco importa, sin embargo, o pese a ello, esta condición no implica menos rigurosidad. Aquí, cada deudo, cada ser que importa, es un ser existente que ocupa un l

De eso, ¿qué sigue?

Es claro que el problema no es el capitalismo sino la relación que existe entre él y las diferentes formas de vivir que el sujeto presenta en lo social, Para el psicoanálisis, al menos para algunos psicoanalistas, es un problema que está ciertamente delimitado, desde hace ya años. No es nuevo, quizás trae otros problemas, los de la clínica. Se trata de algo que es traído de mil maneras en la teoría y en la clínica bajo mil formas más o menos presentes a través de los síntomas. Síntomas que vienen más o menos asociados al cuerpo, al lenguaje o al goce. Eso quizás delimita o configura una clínica, una clínica de lo posible en la época Frente a eso, el psicoanálisis arremete. Pero de eso, ¿qué sigue?

El envés de la luz

No hay nada que buscar ahí donde se perfilan las garras de la voluntad. He considerado que un designio tal, solo podría pensarse a partir de un hombre atroz, sin alma, que se adentra en un hacer tonto o apasionado por el infortunio. Yo no reniego de ese hombre, porque su existencia es evidente, opaca pero insistente, poco ilustre, tal vez demasiado occidental. Me pregunto como miraría Levinas a este hombre. He comprendido con dolor que las cartas de la voluntad no son las mismas que las de la historia. Me agobia el rostro angustioso del otro, mi propio reflejo en el agua. Con los años he llegado a afirmar que el designio de un hombre acaso sea una cifra oculta en un universo infausto, privado, un señuelo, ese rostro que me circunda a veces tan piadosamente y otras tan poco apacible, aunque poco importa la forma. Yo puedo intuir los huecos de la historia, los tambores de la sangre, los túneles de la niñez en mi cuerpo una y otra vez, en la ausencia, en la soledad, en tu soledad, porq