Creo, porque soy un enfermo de fe, que la apuesta más fuerte del sujeto, quiero decir, el desafío más claro del sujeto en la actualidad, si me puedo expresar así, es abordar las cosas desde la ética. Precisamente, una ética del cuidado de sí mismo y del otro. Emmanuel Levinas, desde el pensamiento judío, ha escrito gran cantidad de textos sobre eso. El ha avanzado sobre cosas como la compasión, la piedad... cuestiones que intuimos lejanas o distantes pero que no lo son, o no lo están, me refiero a los debates teóricos. La responsabilidad por el otro, la posibilidad de la existencia del otro, compromete radicalmente mi existencia, mi posición frente a las cosas. De esta responsabilidad, se desprende como consecuencia, la posición ética. Bernardo Kilksberg, probablemente en la misma linea de pensamiento, ha avanzado aplicando estos y otros postulados al ámbito de la economía. Jacques Lacan vió en este concepto, una clave esencial para la escucha del ser hablante. Si esta ética, si esta posición ética no se presenta sino por el lado de su falta, es quizás porque hay un empuje feroz que es preciso identificar, que no es otro que el de la muerte. Este empuje, está claro, es más palpable bajo las formas de la subjetividad que produce el capitalismo. Sin embargo, ver así las cosas, es una excusa, es el uso de una coartada. Una coartada poco feliz, o que dura poco, porque es como decir "bueno, señores, es el imperio del Zeitgeist... las cosas son así". Tampoco sé por qué motivo habría que apoyar la idea de no sé qué fuerza transformadora de lo humano en relación a su medio externo. Ese, en sí mismo, no es mi campo en absoluto. El que si lo es, es aquel que involucra ética en su relación con el lenguaje, en la medida en que "el otro", es su legado, y por decantación, el sujeto también lo es. Es una ilusión infinita, esa mente transformadora, que también se elige, pero que no sale de los marcos propuestos por ese mismo Zeitgeist que le da origen. Yo creo, como enfermo de fe, que apuntar al sujeto es apuntar a la ética, y por tanto, a la responsabilidad por el otro. Por otra parte, hasta Saratustra ha precisado de la fe. La fe en el otro, es una cuestión central. Y Spinetta, siempre... "y ¿para qué vivir? ...si ya no tienes fe, en tu hermano".
Mario Federico Blanc
Psicoanalista
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