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Pensando y sintiendo en la ausencia

A Carmen Argibay, in memoriam

Dicen que el reverso de la presencia no es la ausencia sino la distancia. Yo recuerdo, a la distancia, un brevisimo encuentro que tuve con Carmen Argibay, Ministra de la Corte Suprema de Justicia, unos meses antes de que muriera. Ella me dijo: ...hay que cambiar la cabeza, pensar distinto !! Incluso me toco la sien y se rio. Como estaba emocionado por su presencia, tal vez no entendi lo que me quiso decir en ese momento. Pero pensando ahora en algunas cosas, en un momento sentí que debía tomar cierta distancia de ciertas otras cosas. Me parecio que lo correcto era intentar brindar mejores respuestas, esperar o generar, consultas, demandas. Hay situaciones que son muy absorventes en esta vida. Tras tomar esta distancia, aparece la pregunta ¿Por que cuesta tanto dialogar? A veces pienso en la premura, en la prisa, que es un mal de la época, pura ansiedad. El problema no es tanto la ansiedad sino el destrato espantoso al que por lo general conlleva. Quizas por eso tambien la distancia. Senti si uno no sabe como apagar un fuego, por lo menos no tiene que tirarle leña. Distancia entonces. Yo estoy para escuchar, pero nadie tiene por que hablarle a quien juzga que no lo merece, ni por que preguntar a quien no le supone un saber. Eso es la libertad yo supongo. Pero entonces, ¿que ocurre? Pense que tal vez la respuesta podía estar en el modo de mirar y analizar la violencia, el sufrimiento humano, la subjetividad, etc. Hoy se dice que el varon es el culpable de la peste de la pasividad que envenena las relaciones entre los sexos, se le adjudica una rivalidad espantosa y la responsabilidad en la falta de dialogo, de cariño o se le endilga ese rasgo como si fuera univoco, general o irreversible. Eso y muchisimo mas se dice. Pero si se parte de esas premisas, tal vez no sea posible ir mas alla, intentar intervenir, modificar una realidad. Yo me intereso por la demanda por que entiendo que quien me demanda se hace responsable de lo que dice. No la queja, la demanda. El que me habla por lo que le pasa. Pero si no se es responsable, pues bien, acusa al otro. Quizas ahi esta todo el intringulis. En la responsabilidad. Tal vez ciframos la cuestion en la violencia del varon, en el varon, por asi decir. Yo tomé distancia de ciertas cosas porque sentí que perdí un poco el registro de esa demanda, que es casi lo unico que me instituye como psicologo. Yo no niego la violencia del varon, sostengo una interrogacion constante sobre como tratar el tema. Tal vez si se interviene desde parametros tales como crueldad, infaltilismo, cretinismo, debilidad del caracter o de la voluntad, etc., la lista es interminable, tal vez no estemos haciendo otra cosa replicar la desigualdad y la violencia que se vive en la actualidad y esa misma violencia entonces se multiplica por mil. ¿Por qué pasa asi? Por eso tambien, la distancia: para poder pensar, repensar, recobrar el valor de las cosas. Quizas sea esa distancia que he tomado de ciertas cosas la que me hace pensar que hoy hay que ver mas alla de lo que se ve. Creo que eso es mas o menos lo que me queria decir Carmen Argibay en aquella breve charla de pasillo en la Facultad con pensar distinto !! O a lo mejor yo imaginé eso, que importa. Lo necesario es cuestionar los textos, prejuicios y actos instituidos en los grupos para poder desmasificar la mirada estigmatizante y falaz sobre la violencia y asi orientarse hacia una escucha activa del sufrimiento humano y su relacion con los procesos de violencia en todas sus formas. Pero solo se cambia la mirada si se nota que en ella hay algo no encaja, o si se sale herido y se lo puede pensar, y eso ya es del otro, es de cada quien, funciona segun sus tiempos, su interes, su paz interior, o el momento que vive. Entonces la distancia no es la ausencia. A mi entender, la distancia es como un remanso  que se ofrece al otro, cual si fuera una meseta ante tanta bravura y tanta tristeza.

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