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Lo infausto (Parte 1)

Existe un fenómeno, algo que es de lo más relevante, a saber, que no se sabe hasta que punto puede transformarse el universo cuando se invoca esta palabrita: la violencia. ¿Acaso no ocurre con todas las palabras? Sin dudas, pero lo inquietante no es eso sino que esta palabra tal vez no es como las otras en el sentido de que en lo social, es como si hubiésemos aprendido a repetir, por influencia de distintos medios, que la violencia, pues está ahí y allá, por todas partes, en la casa, en la cultura, en la economía, en la relación sentimental, en el sujeto antagónico de la sociología. Es curioso que en este yugo ya nadie sospeche que lo esté, asi, por todas partes, algo que acredita, por así decir, la supremacía del poder de las masas por sobre el del sujeto. Tampoco ya nadie se sorprende que pueda no estar por todas partes. No alli, no allá ¿quien podría decirlo? ...eso no es violencia, es otra cosa. He ahi el punto, que no es tanto la violencia, sino qué implica,  de que forma, etc. Sin embargo, nos muestran una especie de inundación, a través de tal vez, cientos o miles de fenómenos que giran en torno a ello, como si fuera una endemia. ¿Puede ser que el mundo entero se haya vuelto loco?  Como sea que fuere, ahi está esta bestia inundándolo todo. Ya en este campo, que es el de una antropología degradada, claro está, todo es violencia. Sin embargo yo creo que esto es un error. He ahí donde esta palabrita nada, valga el parónimo, o entra en relación de sentido al infinito con las cosas. Y así las cosas, si se da crédito a esta vía, podemos creer que lo que hay es la degradación más absoluta de todas las aristas del acontecer humano, la libertad, el deseo, el respeto, el amor, etc. Pero ¿y si no fuera asi? Esta forma del pensar la violencia, aquella que la considera al rededor de las relaciones de poder, mejor dicho, de la diferencia de poder entre los individuos que encarnan las relaciones interpersonales, no se puede negar. Es la vertiente del pensamiento contemporáneo más extendida, más legitimada y menos cuestionada que le da consistencia al dirscurso que hace existir ese sujeto, infausto, cruel, "violento". De ahi, la lógica circular del castigo-trasgresión. Este es, sin dudas, un menudo escollo sociologizante para quien intenta pensar. Primer punto: se trata de un discurso que no se cuestiona a si mismo. Dos, es el discurso dominante. Tres, es la ideología dominante. Cuatro: lo manejan los mass media, titulares, jefecitos, los que estan en la radio, directores de centros de ayuda, y muchos otros que repiten, cual si fuera gratis, todo es violencia. Entonces, si el sistema es este discurso, nada es posible. Ello no priva de que alguien pueda decir... bueno, tal vez no es asi. Porque si es asi, no hay reponsabilidad posible, no hay prevención posible y todo depende de qué lado del sarten se elije estar, es decir, no se puede ir en contra del sistema, al sistema no se le puede ganar.

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