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Caminar, leer...

Me gusta mucho salir a caminar. Y cuando salgo me gusta mucho descubrir los grafitis que pueblan una ciudad. En verdad los disfruto mucho porque decoran mi paseo. Porque después de todo, ¿qué es un grafiti? Es un espacio intermedio entre lo público y lo privado, una pared escrita en un muro que divide una cosa de la otra, está escrito ahí, de un lado, y del otro lado hay otra cosa que no es pública. ¿Y cuál sería la función del grafiti? Para mi modo de ver, es un decir que incomoda, que busca, que llama a la interpretación y por eso me resulta de lo más interesante. Irrumpe, por así decir, en la homogeneidad de la vida cotidiana de la gente y produce o busca producir un corte, una diferencia. En tal sentido, los grafitis descubren, desenmascaran, evidencian… “algo”, mostrándolo a ese otro-público que anda ahí, caminando o andando. En algunos, se evidencia lo siniestro transformado en humor. Esos son los que más me gustan, porque son como un acto creativo puro, en sentido estricto. Arte y humor, es una relación que me encanta, y que estudio mucho. En el teatro, por ejemplo, la farsa, que es un género transversal, produce un efecto similar, esto es, trabajar con lo innombrable de la realidad, para exponerlo allí bajo un marco críptico, grotesco o simplemente gracioso, a la vista de todos como para poder nombrarlo y discutirlo. Eso me parece genial, porque re-presenta algo de lo indecible. Me parece que hay en la lectura del grafiti cierta búsqueda de impacto, como si precisara de un impacto, si me puedo expresar así. Creo que muchas veces facilita la identificación del transeúnte con lo que está enunciando, algo que lo lleva a decir, por ejemplo, “Si, tal cual, es así”. O lo contrario. También está el que se enoja porque rayan las paredes, pero no es el punto que estoy discutiendo aquí. El anonimato es otra cosa llamativa. Es un texto que ya es de la calle desde su nacimiento en la oscuridad, en la clandestinidad de la noche como un interpretador silencioso de lo social. ¿Qué es lo que dice ahí?, ¿Qué quiere decir? ¿Quién lo puso? Instala, así, la pregunta en el otro-vecino, ciudadano, etc, a través de la creatividad. Maravilloso. Y entonces, desde un punto de vista social, uno podría preguntar... ¿al servicio de qué objetos trabaja esta creatividad del grafiti? Ana Quiroga, por ejemplo, decía que la creatividad es algo que transforma al sujeto y a su contexto. Como si algo de lo social demandara, a través del grafiti… algo. La creatividad, es un efecto divergente, que busca nuevas formas de exploración, de conocimiento y de expresión de la realidad. Tal vez sea eso lo que pide el graffiti. En términos conceptuales, la creatividad es por esencia transgresión porque busca instalar nuevas formas de ver las cosas, nuevos caminos, nuevos significados. Por otra parte, el graffiti facilita el debate, hacer reír, provoca reflexiones o emociones, etc. En muchos grafitis el tema al cual se refiere no está cerrado para nada sino, al contrario, es una especie de significante-anzuelo para que pique ahí el que pueda pensar. Ana Quiroga también decía que “manifestaciones introducen una ruptura entre la cotidianidad y la representación familiar (...) representa a lo cotidiano de una manera que es contradictoria con esa familiaridad que encubre (...) desenmascara por que introduce el asombro, los interrogantes, abre un espacio para comprender, pensar, reflexionar" (Quiroga, Ana (1986) "Psicología Social y Crítica de la Vida Cotidiana". En Enfoques y perspectivas en psicología social. Ediciones Cinco. Buenos Aires).

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