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Vila-Matas

Conocí (Leí) a Enrique Vila-Matas creo que cerca del 2008, cuando llegó a mis manos, también sobre un fin de año, el libro "Exploradores del Abismo". Este trabajo, de relatos relativamente cortos, algunos muy cortos, me pareció fascinante. Lo leí también de un tirón en ese verano, y su nombre me quedó grabado, como así también su estilo. En particular su capacidad de hablar de ciertas cosas o de tocar ciertos temas (como la muerte, la tristeza, la soledad, el vacío, el desamor, las tramas familiares, etc) de una manera sin igual. Incluso el lenguaje, o la comunicación (que no existe) son aspectos que se ven claramente figurarse en su prosa. Me parece maravilloso eso. Sin decirlo explícitamente, el relato va conduciendo hacia eso, y la interpretación va quedando de nuestro lado, como lectores, en mi caso, azorado. En Exploradores..., la palabra abismo circula por todo el libro con múltiples acepciones. (sospecho la predilección de este hombre por los abismos, como Borges por los laberintos, etc). En "Esa bruma insensata", el libro de su autoría que acabo de terminar de leer... reaparece este... tema, situado alrededor de la casa del acantilado de Simón Schneider... casa que el ayuntamiento prontamente derrumbaría. De hecho el retorno de Reiner de Nueva York a Barcelona, pese a acompañarlo la fama y la fortuna, guarda relación en principio con la herencia o el futuro de esa casa al borde del abismo donde se sitúa, por otra parte, gran parte de la novela familiar (fundamentalmente alrededor de Padre). Tal vez sea una excusa (la herencia) una metáfora. Rainer llega a Barcelona de alguna manera "endeudado", (no es él, es el hombre que Simon ha creado, sin saberlo) hecho que no se va a notar sino hasta el final del libro. La forma en que aparece Padre en toda la novela es exquisita... tan lateral como presente. Quisiera saber si alguien lo ha entendido de modo similar. Reiner no puede ser responsable de sí, el recolector de citas le ha dado fundamento a su obra y es lo que tardíamente termina por aceptar. Simón, también tardíamente, logra decodificar el idioma impersonal en el que habla Reiner... sobre el final también. Y así comprende, o mejor dicho, se abre a la escritura de si, a saber, Simon encarna al escritor y Rainer termina desapareciendo que es lo que siempre hizo. En cierto sentido es la justicia lo que está en juego. Y este juego, es materia pura para el análisis, en fin. Las últimas 10 páginas del libro, en donde Rainer logra hablar de sí ante su hermano, son verdaderamente maravillosas... y muy trascendentes para cualquier novela familiar neurótica. Es un sujeto que habla de sí mismo, a su hermano (me hace acordar a una cita del seminario 3 de Lacan sobre el final de análisis...). Finalmente, el libro me deja que el gran encuentro con el otro... aquel que es esperado, supuestamente deseado, pautado, anticipado y que promete todo lo que se espera que será la respuesta todos los enigmas... o sea el encuentro de Simón con su hermano 20 años después, no deja más que lo que deja una estrella fugaz. El encuentro de verdad con el otro, tal vez, sean esos otros, esos dos o tres minutos de Dorothy con las señoras que se insultaban en el bar mientras Rainer se refrescaba la cara de la borrachera que tenía.

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