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El exilio de la ley

Tal vez la política, como lo pensaba Pascal, sea la gran reina madre de todas las ciencias, y el pensamiento científico, lo que la política va determinando con sus pasos y medidas. Si la política dice "allí hay una piedra", pues allí irá, según esta óptica, la ciencia a constatar, estudiar, analizar, etc. Aunque parezca, no es extraño considerarlo así, y tal vez el hombre de ciencia* mire esta cuestión con cierto azoro, pero no con sorpresa. El hombre de ciencia no ha dejado de advertir estas cuestiones. Que por siglos no haya sido escuchado, corresponde a otro análisis. Algunos han sostenido que la ciencia obedecía menos a la verdad que al consenso. ¿Quienes eran? El consenso, como si fuera una cámara de diputados de la verdad, era una simple reunión, una tertulia. Entonces, primero la política, luego la ciencia que le va en saya y eso conformaba un cierto orden de las cosas en lo público. Primero uno, después le sigue lo otro, y así, el poder estratificado baja al pueblo sus medidas. A propósito de esto, Freud cuenta una anécdota una vuelta que fue visitado por los nazis. Refiere que le robaron todo lo que tenía en una pequeña caja fuerte que tenía en su consultorio donde guardaba los honorarios que le pagaban sus pacientes diariamente y cuando se fueron dijo... vaya !! estos si que cobran cara su consulta (sic). Más allá de humor-dolor-chiste (como decirlo?), es posible pensar algunas cosas. Una cosa es el poder político y otra cosa es el poder totalitario. Cuando en lo público se dan las cosas sde una manera tal en la que el poder toma esta forma segunda forma, ya no se puede pensar en nada de lo que pasa, no se puede leer la incidencia de las acciones, etc. Cuando el poder se presenta en lo público de esa manera, es como una crecida del río, lo hace como una fuerza imposible de frenar, es un accionar loco es sin forma, rompe con todo cauce, nadie sabe donde va, ni qué dice, ni qué quiere, ni qué pretende, o que niega. Extrapolando las cosas, cuando ya casi no se alcanza a ver que si trata de propuestas, de reflecciones,, de imperativos, etc., de lo que se trata es de la ley va cayendo en lo opaco. Pierde su luz. La ley entonces ya no es un imperio sino un pequeño refugio, un ranchito en los corazones de las gentes. Progresivamente, si se presta atención, se va viendo que la ley va pasando a no ser es ley para pasar a ser otra cosa, se va opacando, se va yendo, como si se fuese apagando. Y esta es, a mi modo de ver, la gran madre de todos los desastres públicos y privados en este mundo. Es hasta bíblico esto. Y está bien como lo pensaba Pascal. Dadas así las cosas, en estos casos, se entrega al sujeto a un oceánico desvarío. A expensas de esto, progresivamente también te vas dando cuenta que ya no se trata de si es "si" o es "no", de si es verde, azul, naranja o violenta, de si andan o no andan los colectivos. Es del exilio** de la ley.

* Con respecto a "hombre de ciencia" no me refiero al "científico" quiero decir, la imágen un hombre vestido de guardapolvo blanco encorvado sobre un microscopio, porque eso es lo primero que a muchos se le viene a la cabeza, me refiero al hombre de ciencia como entendía Freud al neurótico, o sea, como un enfermo de fe. Puedo decir donde se encuentra escrito, pero no tengo ganas. Es una brillante apreciación nombrarlo así ¿Por qué? Porque cree, sencillamente porque es un sujeto que cree, y luego vuelve a creer, lo defraudan y vuelve a creer, porque tiene fe en eso en lo que cree, insisto, como insiste Freud, se trata de un enfermo de fe. Pero su porfía puede volverlo en verdad comprometido con aquello que cree, y ese es el punto. Y aquello en lo que cree, cree que es verdad, y ese es el otro punto importante del hombre de ciencia. No solo cree, aquello en lo que cree, es verdad. Entiendo al hombre de ciencia también como lo entendía San Pablo, en unas cartas que tal vez no sean de él, que según las ediciones de la Biblia se le atribuyen o no. San Pablo decía que el hombre se justifica a si mismo más por su fe que por el cumplimiento de la ley (sic). Asi, lo que dice un hombre, vale más por lo que él cree que es que por lo que dice la ley que es. No es por la ley que las cosas son así, es por que él lo cree.

** Bueno y con respecto al término "exilio", me resulta profundamente llamativo que probablemente se una, según disciplinas y términos que no manejo, a la palabra "luz", de lo cual desprendería un "quitar de la luz", "lo que se va de la luz", etc., a mi entender, aunque estas solo especulaciones mías. O sea que el exilio de la ley es quitar a la ley de luz, lo cual no quiere decir que la misma no exista. Existe en la oscuridad, he ahí lo interesante. Pero yendo a los que saben, G. Agamben, en "Política del exilio" (1996),  dice que en el Fedón se describe a Sócrates siendo condenado a muerte por o que ya se sabe, y la condena, ¿cuál es?, en principio, "emigración", algo así como un "destierro" [exilio?] (en primer término), o sea, que abandone el pueblo, que se vaya, que se esfume, que no se lo vea más. O sea que exilio, en primer término, obviamente, significa abandonar un territorio. pero ojo, no por cualquier motivo, es una condena. Una condena social por una lesión al tejido social. Que se vaya es igual a "que viva solo en medio de un sentimiento de soledad", algo así. Agamben liga ese "destierro" a la asimilación de Dios con lo cual todo cerraría... que se vaya a pensar con Dios, y ahí, en la soledad será redimido. Para Agamben, asimilar a Dios es virtualmente un exilio (lo dice en la página 51). Para N. Hochman, en "Tram[p]as de la comunicación y la cultura" (2018) para el Derecho Romano, "ius exilii" -siembre siguiendo a Agamben- "era, (...) el término técnico que designaba el derecho de una civitas foederata de conceder la ciudadanía a un ciudadano romano, que, de esta manera, perdía la propia, se exiliaba» (Agamben, 1996, p. 41).10 A partir de allí, retoma algunas discusiones que los historiadores del derecho mantuvieron en la Antigüedad acerca de si el ius exilii (en la República romana, la denominación específica para indicar el derecho que tenían los ciudadanos de abandonar la ciudadanía) debía ser considerada como el ejercicio de un derecho o bien como una circunstancia penal". 

Destierro, en alemán es Ausweisung 

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