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Muerde

La angustia es algo muy notorio. Es algo que te muerde por dentro. Ni siquiera llorar, ni siquiera sentir, es un puro devenir de la vida hacia abajo. No es el miedo, es la angustia. No vienen los personajes de la literatura, a los que otrora le enrostramos este afecto, creyendo saber de ello. No vienen, están en sus libros, en sus películas. Sos solo vos y este dia gris de mierda que no termina más ni tampoco se sabe donde empieza. Te olvidas de Unamuno, de Sartre, Benjamin escapando de los nazis. La angustia es un sentimiento totalizante, tan abarcativo que se come tu cuerpo, tu respiración y todo lo que se te pueda ocurrir. No hay técnica, no hay tecnología, no hay manera de corroer su fuerza y su pesar. Es la tragedia del mundo toda envuelta en una persona, como una manta, como una pesada manta. Cada vena lo siente, cada músculo, cada pensamiento la tiene. Miras las cosas que tenes a tu alrededor, un repasador, un velador, una lapicera. Se puede estar horas asi. Nada nuevo aparece, todo es nada y nada es todo. Y un silencio. Un silencio profundo, ciego, de pozo ciego. Frio, frio en los huesos al lado del calefactor, todo frío. Carne viva, pero no vista, sentida, no hablada, no imaginada, hecha presencia. El olor putrefacto, no presente, imaginado pero presente, eso es la angustia. No es enojo. el enojo te expulsa hacia afuera, te salva, te pone en relación, te da aire. Ojalá fuera un enojo, porque eso salva, intuyo. 


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